No, no hablo del clásico de Disney (quizá algún día lo haga), hablo del retorno de la
bella musa alternativa del cine español, Najwa Nimri, y del
bestial productor musical Carlos Jean, o lo que es lo mismo, Najwajean, quienes vuelven a juntarse una década después del genial debut
No blood, primer y único disco del grupo
trip-hop español. Tras muchos rumores y tiempo de espera, sacan ahora
Till it breaks (hasta que se rompa), disco con el que seguro que repiten ese inesperado éxito que tuvieron con su primer disco, apuntando a aires más rokceros con este último.
Y yo, como fanático fan que soy de Najwajean, Najwa y Carlos Jean (bueno, de éste último en solitario, no tanto), me he ido corriendo esta tarde al Fnac (sacrosanto lugar cultural) y me lo he comprado sin pensármelo dos veces. Tan sólo conocía la preciosa canción Crime, single con el que lanzan Till it breaks, pero es que nada más escucharlo en el coche de camino a casa, estudiándomelo poco a poco, canción a canción, te das cuenta de que ya te enamoras con la primera que abre el disco, la también preciosa Illness, canción que va creciendo, al igual que Crime, a medida que va sonando la propia canción.
Y es que, una vez superados mis miedos de decepción, y tras haberlo escuchado un par de veces, el disco me ha conquistado. Sorprende su sonido: suena a Najwa pero no acaba de sr Najwa. Tampoco es Najwajean, sí, pero deja de ser tan oscuro como lo era en No blood. Es Najwa más Carlos Jean, sin más. Dejan esos aires tan electrónicos, para no dejarlos del todo pero sonando mucho más rockeros. Najwa no parece ella. Su voz susurreante suena ahora más libre, más alta, e incluso me atrevo a decir que más feliz. Deja de ser esa voz apagada, ensimismada y un tanto "oscura". Y si encima le acompaña a esa genial voz casi rota la guitarras de la banda y la electricidad de Carlos Jean, sin duda se convierte en uno de los mejores discos nacionales de brit-rock en lo que llevamos de año. Darle tiempo.
Hace diez años el destino quiso que estos dos músicos sumaran sus apellidos y talentos para firmar No blood, el único disco memorable del trip-hop de nuestra geografía. Después, una ruptura y tres discos cada uno en solitario. Nawja, liberando su propia voz, y Jean, explorando sonidos más comerciales. Pero ninguno que haya generado el culto de aquel inesperado debut. Sin duda que no han vuelto antes hasta estar seguros de que tenían algo muy bueno entre manos.
Las canciones que ya he nombrado son quizá las más fácil de relacionar con el grupo, pero creo que no definen en esencia lo que viene dentro del disco. A mí me ha sorprendido muy gratamente temazos tan rockeros y bailables como Hookers y la potente Singing, el rollo tan americano, pero a la vez tan electrónico, de Frontier, o la sorpresa de una canción como Wanna be. Este disco ya ha pasado, con tan sólo dos escuchas, a la estantería de la banda sonora de mi vida. Es un disco redondo, de principio a fin, de cabo a rabo y por delante y por detrás.
Hace cosa de un año me compré la entrada para ir a un concierto suyo que hacían en Apolo. Al final se canceló, se aplazó hasta octubre y no me devolvieron el dinero. En octubre no hubo concierto a la vista y tampoco me devolvieron el dinero. En diciembre se anunció un concierto con el que podía asistir con la misma entrada, pero al final se volvió a cancelar a última hora por enfermedad de Najwa. Me da igual lo fumada que sea esta tipa y las historias que pasen en sus conciertos. A mí, con este disco, han sabido ganarse mis disculpas y a recuperar las ganas que tenía por ir a mi primer concierto de ellos, que espero que lo haya, que no se cancele, y que luego repita. Hasta que me rompa.
